ARTÍCULO ORIGINAL
Revista Científico estudiantil Ciencias Forestales y ambientales.
Abril 2017-octubre 2017; 2(2):117-134

Densidad de jutía conga (Capromys pilorides Say) en tres localidades de la formación de manglar de la Península de Guanahacabibes

Jutía conga Density (Capromys pilorides Say) in three towns of mangrove Guanahacabibes Peninsula

Angélica María Cáceres Rodríguez1, Yatsunaris Alonso Torrens2, José Luis Linares Rodríguez3

1Estudiante de Ingeniería Forestal quinto año. Universidad de Pinar del Río "Hnos Saíz Montes de Oca". Calle Martí 270 Final, Pinar del Río. CP: 20100, Cuba. Correo electrónico: angelicamaria.caceres@estudiante.upr.edu.cu
2Doctora en Ciencias Forestales. Profesora Auxiliar. Departamento Forestal. Facultad de Ciencias Forestales y Agropecuarias. Universidad de Pinar del Río "Hnos Saíz Montes de Oca". Correo electrónico: yatsunaris@upr.edu.cu

3Máster en Ciencias Forestales. Parque Nacional Península de Guanahacabibes Pinar del Río. Cuba.

Recibido: 23 de junio de 2017.
Aprobado:
12 de octubre de 2017.

 


RESUMEN

La investigación se realizó en la Península de Guanahacabibes, con el objetivo de determinar la densidad de Capromys pilorides Say en tres localidades de estos manglares. Se seleccionaron áreas de manglares de tres zonas (Carabelita, Palma Sola y Bolondrón) en los cuales se levantaron 10 transectos de 0,50 ha cada uno. En los mismos se determinó la densidad de jutías por especie y por hectáreas. Se establecieron las especies presentes en cada área, se midió la circunferencia del árbol donde se encontraban las jutías, el área basal (G), la distancia, la circunferencia y el área basal de los cuatro árboles más próximos a este. Se hizo una prueba de comparación de medias (ANOVA Factorial) y la prueba de Tukey para la comparación de la densidad de jutías por localidad y por especies de plantas, se realizó además un análisis por componentes principales de las variables de la vegetación medidas. La densidad (jutías/ha) varió, siendo mayor en Carabelita 31,2 indiv. adultos/ha. De las cuatro especies que forman la vegetación de manglar, Conocarpus erecta fue la que desempeñó el rol más importante en el patrón de distribución de las poblaciones de Capromys pilorides en las tres localidades. Las variables localidad y distancia entre los árboles son las que más incidieron en la densidad de jutías en los manglares de las zonas estudiadas.

Palabras clave: transecto densidad; componentes principales; manglar; población.


ABSTRACT

The research was carried out in the Guanahacabibes Peninsula, with the objective of determining the density of Capromys pilorides Say in three towns in those mangroves. Three areas were selected (Carabelita, Palma sola and Bolondrón) in which 10 transects of 0, 50 ha there is each one, in the same ones the jutías density was determined by species and for there is. The present species were determined in each area; the circumference of the tree was measured where they were the jutías, the basal area (G), the distance, the circumference and the basal area of the next four trees to this. A test of media comparison (ANOVA Factorial) and Tukey test was made for the comparison of the jutías density for town and for species of plants. Was also carried out an analysis for main components of the variables of the measured vegetation. The density (jutías/ha) it varied, being bigger in Carabelita 31, 2 adults/ha. Of the four species that form the mangrove vegetation, Conocarpus erecta was the one that carried out the most important list in the pattern of the populations' of Capromys pilorides distribution in the three towns. The variables town and distances among the trees they are those that more impacted in the jutías density in the mangrove studied areas.

Keywords: transect; density; main components; mangrove; population.


 

INTRODUCCIÓN

La protección de un hábitat por medio del establecimiento de parques y reservas naturales ha sido el punto central de los esfuerzos de conservación en los últimos años. Existen unas 7000 áreas protegidas en el mundo que ocupan unos 654 millones de hectáreas (ha), el 4,9 % de la superficie de la tierra (FAO, 2001).

Es fundamental comprender que las áreas protegidas no se establecen para quedar como islas verdes, extraídas de la corriente general del desarrollo, sino para establecer una forma de uso de suelo, que sea complementario a las existencias en la región donde se encuentran. Esta es la clave fundamental para el éxito (Camejo et. al., 1999).

La Península de Guanahacabibes, en un tiempo hogar de nuestros aborígenes, otrora refugio de piratas y corsarios, es una región que por su belleza ha merecido por la UNESCO, en 1987, la categoría honorífica de Reserva de la Biosfera a solicitud del gobierno cubano. Ateso-ra entre sus valores, desde el año 2001, un Parque Nacional que contiene tres Zonas de Con-servación Estricta: Cabo Corrientes, El Veral y la zona de los grandes humedales del sector Cabo San Antonio.

En los bosques de Guanahacabibes se han extraído de forma selectiva los mejores individuos de las especies más valiosas que existen en su composición florística lo cual ha provocado alteraciones en su estructura y composición en general (Delgado, 1999). Tales prácticas han provocado la degradación de extensas áreas que se encuentran en incipiente estado de recuperación natural; procesos que, como se sabe, son muy largos en el tiempo dadas las características del sustrato en que se desarrollan, siendo más del 60 % de las especies de crecimiento muy lento y con una alta densidad de individuos, lo cual incrementa la competencia por la adquisición de los escasos nutrientes y luz, convirtiéndose en dominantes las especies de menor valor forestal (Delgado y Ferro, 2000).

En la extensa llanura de Guanahacabibes, las jutías han encontrado desde tiempos muy remotos condiciones propicias para el establecimiento de grandes poblaciones. Esto se evidencia en el alto cúmulo de sus restos encontrados en los residuos de sitios arqueológicos como Cayo Redondo y Cueva del Funche, entre otros. Además, se conoce de su presencia en los manglares de la zona. Uno de los factores que más afectan a las poblaciones de jutías congas (Capromys pilorides) que habitan en los manglares, zonas costeras y cayos es la caza furtiva por parte de los pescadores, para el consumo de su carne. También las especies introducidas de mamíferos pueden depredar y/o competir con las jutías.

En Cuba se han realizado diferentes estudios sobre la densidad o abundancia de las poblaciones de jutía conga en diferentes regiones como Comas y Berovides (1990); Comas y Berovides (1997); Berovides y Pimentel (2000) y Linares et. Al., (2011), por solo citar algunos ejemplos. Sin embargo, en los manglares de la zona, hasta la fecha no se han realizado estudios sobre la bioecología de la especie, por lo cual se ha plateado el problema siguiente: ¿cómo varía la densidad de Capromys pilorides Say en tres localidades de la formación de manglar de la Península de Guanahacabibes?, con el objetivo general de: determinar la densidad de Capromys pilorides Say en tres localidades de los manglares de la Península de Guanahacabibes y como objetivos específicos: determinar las especies vegetales presentes en cada localidad, determinar la variación de la densidad de jutías en cada localidad y por especie vegetal y proponer medidas para la conservación de la especie en el área.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Ubicación geográfica

La Península de Guanahacabibes se ubica en el extremo más occidental de Cuba. Al norte limita con el golfo de Guanahacabibes, al sur con el mar Caribe, al oeste con el estrecho de Yucatán y al este con el istmo de la Fe-Cortés. La península se divide en las siguientes regiones naturales: La llanura aluvial del istmo La Fe-Cortés, la llanura cársica, la Ciénaga litoral del norte, la terraza afarallonada del sur, la Franja de seboruco y de playas del sur, la llanura costera sumergida que bordea la Península (Núñez y Quintana, 1968).

Según Samek (1973) esta península es un distrito ubicado dentro del subsector Pinar del Río, en su clasificación fitogeográfica para Cuba, donde la formación vegetal predominante es el bosque semideciduo en diente de perro, con pocos endémicos. En la Península de Guanahacabibes la mayor parte de los bosques pertenecen a los bosques semideciduos en piedra hueca, los cuales en otros tiempos eran ricos en muchas maderas preciosas, no siendo así en la actualidad por la degradación que han sufrido.

Formaciones vegetales presentes en las áreas objeto de investigación de la Reserva de la Biosfera “Península de Guanahacabibes”

Camejo et al., (1990) clasifican las formaciones vegetales de la Reserva de la Biosfera “Península de Guanahacabibes” como: complejo de vegetación de costa arenosa y costa rocosa, uveral, matorral xeromorfo costero y subcostero, bosque de ciénaga, bosque semideciduo notófilo y manglar, ubicados en ese orden si observamos la Península de sur a norte, además, matorrales secundarios, sabanas antrópicas y cultivos, los que ocupan la parte centro-oriental del territorio.

Caracterización de las áreas de estudio

Para este estudio se seleccionaron tres áreas de manglares ubicadas en la zona más occidental de la península y conocidas como: Carabelita, Palma Sola y Bolondrón (Figura 1).

Manglares de Carabelita

Una de las áreas de manglar seleccionada para realizar el estudio fue la de Carabelita (Figura 2), estando muy próximo al área de conservación estricta El Veral, declarada con esta categoría desde el año 1963 por la Resolución No. 412 del Gobierno Revolucionario y después en el año 1987 como zona núcleo del Parque Nacional Guanahacabibes. Este territorio cuenta con 4450,1 ha de manglares, la categoría de estos bosques es la de manejo especial o Parque Nacional (Servicio Estatal Forestal Sandino, 2007).

En esta área por más de 47 años no se realizan actividades de aprovechamiento, lo cual ha contribuido a que el bosque haya recuperado en gran medida la estructura y composición de la vegetación; además de ello, la actividad antrópica es mínima, estando dirigidas al desarrollo de investigación y protección y, en menor escala, a actividades de crianzas de puercos silvestres, razón por la cual tales condiciones propician un hábitat más apropiado para la especie objeto de estudio en cuanto a posibilidades de refugio para protegerse de enemigos naturales, del hombre y de las condiciones ambientales desfavorables, así como que encuentren adecuadas fuentes de alimentación.

Manglares de Palma Sola

Esta área cuenta con 2532,0 ha de manglares (Servicio Estatal Forestal Sandino, 2007). Las categorías de los bosques de esta zona son de bosques protectores de las aguas y los suelos, protección y conservación de la flora y la fauna y protectores del litoral. El manglar de Palma Sola está incluido en el patrimonio de la Empresa Forestal Integral Guanahacabibes.

En este momento en esta área se está realizando el aprovechamiento de la masa boscosa. Los huracanes afectaron grandemente estas formaciones vegetales en años anteriores. A pesar de no ser un área protegida se ve bastante conservada, aunque hay presencia de brigadas forestales realizando mantenimientos y raleos en el área de estudio (Figura 3).

Manglares de Bolondrón

Por su parte esta área cuenta con 3430 ha, de ellas 934 ha son de manglares, 2410 ha de bosque semideciduo y 924 ha de matorral xeromorfo costero y subcostero, las categorías de los bosques de esta área son de bosques protectores de las aguas y los suelos, protección y conservación de la flora y la fauna y protectores del litoral (Servicio Estatal Forestal Sandino, 2007). Esta zona fue severamente afectada por los ciclones, pero se aprecia un sostenido proceso de recuperación de los manglares, en la cual el estado de conservación es muy favorable. No ocurre igual en otros tipos de bosques, ya que están muy degradados por el efecto de los huracanes y actualmente hay una brigada forestal aprovechando y realizando tratamientos silviculturales a los árboles derribados por los ciclones, por lo que la presencia del hombre es más frecuente en este sitio como se muestra en la Figura 4.

Metodología para el estudio de la vegetación

El trabajo se llevó a cabo en las localidades de Carabelita, Palma Sola y Bolondrón, todos dentro de la Reserva de Biosfera “Península de Guanahacabibes”, en las zonas conformadas por manglares. Se determinaron las especies vegetales presentes en cada área con la nomenclatura del Catálogo de las Indias Orientales (Acevedo y Strong, 2012).

Se midió la circunferencia del árbol donde se encontraban las jutías, el área basal (G), la distancia, la circunferencia y el área basal de los cuatro árboles más próximos a este, según lo sugerido por Berovides (2015).

Metodología para determinar densidad de Capromys pilorides

Para determinar las densidades de jutías adultas/ha se levantaron 10 transectos en cada localidad, cada uno de 250 m por 20 m (0,50 ha), separados uno de otro a 50 m. En ellos se registraron todos los animales observados mediante el método visual con perros amaestrados, el cual nos permitió determinar la cantidad de jutías que hay en las localidades investigadas según Linares et al., (2011). También se determinó el número de individuos por árboles.

Los registros se hicieron durante los años 2012 y 2013, los monitoreos fueron mensuales excepto en los meses de agosto, septiembre y octubre por coincidir con el monitoreo del nacimiento de las tortugas en el área. Se hicieron tres réplicas cada mes en cada transecto para promediar el valor real de la densidad, los que se efectuaron durante el horario de 7:40 AM a 1:00 PM.

Análisis estadísticos

Se hizo una prueba de comparación de medias (ANOVA Factorial) y la prueba de Tukey para la comparación de la densidad de jutías por localidad y por especies de plantas. Se realizó además un análisis descriptivo por componentes principales de las variables: área basal (por su peso sobre la densidad de árboles), circunferencia del árbol donde se detectaron los individuos en los transectos, distancia de los 4 árboles más próximos al árbol donde se detectó la presencia de las jutías y la localidad, empleando el paquete estadístico SPSS 15.0 para Windows.

 

ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

Especies vegetales presentes en los manglares estudiados

En los manglares estudiados se inventariaron las siguientes especies: Conocarpus erecta L. (Yana), Laguncularia racemosa L. (Patabán), Avicennia nitida Jacq. (Mangle Prieto) y Calophyllum brasiliense Cambess (Ocuje). Según las jutías detectadas por especie, se muestra en la Figura 5 cuáles de estas especies fueron las mejores representadas en cada área estudiada.

Como se puede observar, todas las especies estuvieron mejor representadas en el área de Carabelita seguida de Palma Sola, dominando en todos los casos C. erecta, seguido de L. racemosa, lo cual era previsible por los lugares seleccionados para este estudio dentro de este tipo de formación.

Densidad de Capromys pilorides en las áreas estudiadas

La Tabla 1 presenta la dinámica de las densidades (jutías adultas/ha) en las tres localidades estudiadas, considerando el total de jutías registradas en los 10 transectos. Carabelita presentó la mayor densidad ya que está en la zona de conservación del Veral, donde por más de 47 años no se realizan actividades de aprovechamiento, lo cual ha contribuido a que el bosque haya recuperado, en gran medida, la estructura y composición de la vegetación, dirigidas al desarrollo de la investigación y protección. Por esa razón, tales condiciones propician un hábitat más apropiado para la especie en cuanto a posibilidades de refugio para protegerse de enemigos naturales y del hombre, en condiciones ambientales favorables, así como adecuadas fuentes de alimentación.

Por su parte, Bolondrón presentó la menor densidad debido, fundamentalmente, a la mayor actividad humana de caza ilícita.  Esta es una de las áreas de donde se extrae, por parte de la Empresa Forestal Integral Guanahacabibes, madera en bolos de grandes dimensiones para la industria y además se encuentra fuera del área del Parque Nacional.

Durante las actividades de corte y extracción de la madera, los trabajadores forestales hacen uso de la carne de la jutía conga, con lo cual obtienen una importante fuente adicional de proteína animal de mayor calidad (por su bajo contenido en grasas, alto valor proteico y agradable palatabilidad). Dentro de las técnicas utilizadas por estos se encuentra el empleo de perros adiestrados, con los cuales les resulta fácil determinar el lugar en que se encuentran y después con varas las hacen descender de los árboles, capturándolas en el suelo con perros o palos. Similares prácticas desarrollan cazadores ilegales que llegan a la península utilizando diversas vías (Linares et al.,2005).

Estos resultados indican que las densidades de jutía conga en los manglares de la Reserva de Biosfera “Península de Guanahacabibes”, son similares a las registradas para bosques, con valores no mayores de 10 jutías/ha y grandemente afectadas por la caza ilícita (Berovides y Comas, 1997; Pimentel, 2007).

La variación en los valores de abundancia coincide con los criterios de Manojina y Abreu (1987) y Comas y Berovides (1997), quienes plantean que su abundancia en términos de densidad (individuos/ha) es muy variable, así como su estructura familiar.

Los valores de densidad encontrados coinciden con los reportados por Berovides et. al., (1990); Comas y Berovides (1997); Linares et. al., (2005); y Pimentel (2007) de menos de 10 individuos/ha para las áreas de bosque.

Difieren, sin embargo, con los reportados por Berovides y Comas (1997) de más de 90 individuos/ha en zonas de manglares. Estas diferencias en las densidades pudieran estar relacionadas con el hecho de que tales resultados provienen de cayos aislados de la isla principal donde la influencia del hombre prácticamente no existe, ni el efecto del perro jíbaro sobre sus poblaciones.

Linares et al., (2009) señalaron al respecto que uno de los factores que más afecta a las poblaciones de Capromys pilorides (jutías congas) en los manglares de zonas costeras y cayos es la caza furtiva, por parte de los pescadores, para el consumo de su carne. Además, las especies introducidas de mamíferos como el perro jíbaro pueden depredar y competir con las jutías.

Algunos manglares soportan altas densidades de jutías congas, cuyas superpoblaciones pueden producirle daños parciales y localizados. Algunas afectaciones y alta mortalidad de manglares alrededor de Cuba han sido adjudicadas a las altas densidades de jutías, hecho que no ha sido demostrado. Estas mortalidades están más asociadas a enfermedades y factores de contaminación (Berovides, 2015).

Este tipo de roedor se encuentra distribuido por toda la Península en las diferentes formaciones vegetales, por lo que sus densidades son bastante aceptables en los diferentes sitios investigados y se adapta muy fácilmente a vivir en condiciones muy difíciles como en las formaciones vegetales de manglares.

Estos resultados se pueden corroborar cuando analizamos la Figura 6, en donde se observa la variación de la densidad de jutías por transecto en cada una de las áreas estudiadas.

Como se puede apreciar en el caso de Bolondrón, más del 75 % de los valores se encuentran por encima de la mediana, promediando entre 2-4 jutías/árbol en cada transecto con valores extremos entre 1-5. Para el caso de la localidad de Palma Sola, la mayoría de los valores se localizan por debajo de la mediana, oscilando entre 1-2 jutías/árbol en cada transecto, encontrando 3 en caso extremo, aunque se pueden encontrar valores atípicos de 4 jutías/árbol. Excepto los casos atípicos, sucede lo mismo en la localidad de Carabelita.

Esto se justifica aún más cuando vemos el resultado de la comparación de medias de ANOVA de un factor de la Tabla 2, donde se puede apreciar que existen diferencias significativas entre la cantidad de jutías y las localidades donde se encontraron, ya que el nivel de significación fue menor que el valor considerado de 0,05.

Para ver entre quiénes se encontraron estas diferencias, se muestran en la Tabla 3 los resultados de la prueba de comparación múltiple de Tukey, en donde se aprecia que existen diferencias significativas entre las localidades Bolondrón-Palma Sola y Bolondrón-Carabelita, respectivamente, no siendo así entre Palma Sola y Carabelita con una P>0,05.

Relación de la densidad (jutías/especie de árbol) en el ecosistema de manglar

Cuando se analiza la densidad de jutías por especie de árbol (Tabla 4) se observa que el orden de preferencia no cambió entre localidades, pero sí la intensidad del uso. En general, el área de Carabelita fue en donde más se encontraron individuos utilizando las especies vegetales estudiadas coincidiendo con los resultados anteriores, siendo C. erecta la más usada, lo cual pudiera corresponderse con que es la especie vegetal más abundante en el área.

Esta representación por especie se puede ver más claramente cuando analizamos la Figura 7, donde se presenta la variación de la densidad de jutías por árbol.

Como se puede apreciar, la cantidad de jutías varía según las especies presentes, donde C. brasiliense desempeña un papel importante en los valores de abundancia relativa de la jutía conga con respecto a las demás especies de árboles propios de esta formación. En esta especie se encontraron los mayores valores de individuos por árbol llegando a detectarse hasta 5 jutías, aunque mayormente se detectaron entre 2 y 4; esto pudiera estar relacionado con las características propias de esta especie en comparación con el resto, ya que posee mayor superficie de copa, cantidad de ramas, lo cual brinda mayor disponibilidad de refugio y alimentación para la especie.

Para el caso de C. erecta los valores más frecuentes (moda) fueron 2-3 jutías/árboles; pudiendo llegar hasta 4 jutías/árbol en condiciones favorables y en lugares con mayor actividad antrópica tomar valores entre 1-2 jutías/árbol; mientras que en L. racemosa las modas siempre son 1-2 jutías/árbol pudiendo llegar hasta valores extremos de 1-2 jutías/árbol y los menores valores se encontraron en A. nítida, 1 jutía/árbol, detectándose solo 4 valores significativos por ser estos extremos.

Estos resultados reflejan muy bien el mismo patrón encontrado para la densidad; evidencia de nuevo el efecto regulador de las actividades humanas sobre las poblaciones de jutías e indican que esta variable podría utilizarse también como indicadora de abundancia.

Esto se justifica aún más cuando vemos el resultado del análisis de varianza de la Tabla 5, donde se puede apreciar que existen diferencias significativas entre la cantidad de jutías y las especies donde se encontraron, ya que el nivel de significación fue de 0,00 siendo menor que el valor considerado de 0,05.

Para ver entre quiénes se encontraban esas diferencias, se procedió a realizar una prueba de comparación múltiple de Tukey, la cual se muestra en la Tabla 6. En esta tabla se aprecia que no existen diferencias significativas entre L. racemosa y A. nítida, C. erecta, C. brasiliense ya que el nivel de significación es mayor de 0,05, siendo estos Sig= 0,084, 0,396 y 0,113 respectivamente, no siendo así entre A. nítida y C. erecta, C. brasiliense, con una Sig= 0,001 para ambos casos.

Relación entre la densidad de jutías/especie de árbol y las variables medidas

Para determinar la relación entre el número de jutías con las variables medidas (localidad, especie, distancia, circunferencia y área basal) se realizó un Análisis de Componentes Principales (ACP) con el fin de ordenar los componentes y explicar el comportamiento de estas, como se muestra en la Tabla 7; según la tabla de las comunalidades, la variables que más aportan al análisis son la circunferencia y, por ende, el área basal y la localidad, aunque consideramos también las especies a pesar de tener un valor por debajo de 0,5, por su relación con la cantidad de jutías.

Como se puede apreciar en la Tabla 8, los dos componentes principales estandarizados con autovalores mayores de uno explican el 63 % de la varianza total acumulada, además de que los valores de las sumas de las saturaciones al cuadrado de la extracción coinciden con la suma de las saturaciones al cuadrado de la rotación. Esto nos ofrece una solución suficientemente clara sin necesidad de pensar en que la rotación mejore la interpretación de la solución factorial.

La obtención de la matriz de componentes Tabla 9 contiene las saturaciones de las variables en los factores no rotados; estas se agrupan en los dos componentes seleccionados.

El primer componente principal fue el descrito por la siguiente ecuación:

y1=0,954C+0,949G+0,525E+0,285D+0,222L+0,208CJ

Del anterior y de la Figura 8, se puede inferir la importancia de las variables por sus coeficientes. Se aprecia la alta correlación existente entre las variables circunferencia, área basal y las especies vegetales presentes en cada área. Mientras que el segundo componente principal se describe por la ecuación:

y2=0,045C-0,015G-0,34E+0,464D+0,791L-0,758CJ

Ahí se genera un mayor peso a la localidad y a la distancia con respecto a la variable de interés que es la cantidad de jutías, aunque esta relación es de manera inversa, o sea, la cantidad de jutías disminuye a medida que aumenta la distancia entre los árboles; igualmente sucede con respecto a la localidad, mientras más antropizada es esta, disminuye la cantidad de jutías presentes en la misma. Por lo que estas variables, según los resultados alcanzados, son las que mejor explican la variación de la cantidad de jutías presentes en las zonas de manglares de las áreas estudiadas.

A pesar de que la circunferencia no mostró ninguna relación positiva con la cantidad de jutías, se considera que esta es una variable que se debiera tener en cuenta sobre todo en el caso de C. erecta que es la especie donde más se detectaron individuos, lo cual coincide con los resultados encontrados por Cañizares y Berovides (2007), los que estudiaron los d1.30 de árboles de un bosque semideciduo, que servían de refugio diurno a las jutías congas. Los autores explicaron esta mayor preferencia por la correlación positiva del d1.30 con la densidad del follaje del árbol, el que brindaría mayor protección a las jutías si es muy frondoso, contra depredadores, insolación y otros stress climáticos.

Por lo que, contar con árboles como refugio diurno con altos valores de d1.30, pudiera entonces actuar como factor regulador tanto en bosques como en manglares.

La no selección del Patabán, en función de su d1.30, podría radicar en la poca variabilidad de este parámetro y las jutías lo seleccionarían como refugio diurno secundario.

Este resultado genera un significativo impacto científico y medioambiental al disponerse de datos clasificados y ordenados, fácilmente accesibles, que muestran el estado actual de la población de jutía conga de manglares en tres áreas seleccionadas de la Reserva de Biosfera “Península de Guanahacabibes”. Esto permite encaminar acciones prácticas de manejo y estrategias necesarias para garantizar la conservación de la jutía conga de este ecosistema tan frágil, partiendo de acciones de manejo sostenibles que puedan sentar pautas para la conservación de otras especies endémicas y amenazadas.

Propuesta de medidas para la conservación de Capromys pilorides en la Reserva de la Biosfera “Península de Guanahacabibes”

A continuación, se propone una serie de medidas para la conservación de Capromys pilorides en las áreas estudiadas. Estas van encaminadas tanto al manejo del hábitat como al manejo de la especie en sí, siendo las siguientes:

Manejo del hábitat

Manejo de la especie

 

CONCLUSIONES

  1. El patrón de distribución de la densidad (jutías/ha) en la formación de manglar de las tres localidades estudiadas varió, siendo mayor en Carabelita 31,2 individuos adultos/ha.
  2. De las cuatro especies que forman la vegetación de manglar, Conocarpus erecta fue la que desempeñó el rol más importante en el patrón de distribución de las poblaciones de Capromys pilorides en las tres localidades.
  3. Las variables localidad y distancia entre los árboles son las que más incidieron en la densidad de jutías en los manglares de las zonas estudiadas.

 

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Angélica María Cáceres Rodríguez. Estudiante de Ingeniería Forestal quinto año. Universidad de Pinar del Río "Hnos Saíz Montes de Oca". Calle Martí 270 Final, Pinar del Río. CP: 20100, Cuba. Correo electrónico: angelicamaria.caceres@estudiante.upr.edu.cu