ARTÍCULO ORIGINAL
Revista Científico estudiantil Ciencias Forestales y Ambientales.
Enero-junio 2019; 4(1):34-44

La naturaleza, compañera inseparable de la vida en campaña de José Martí Pérez

The inseparable companion nature of the campaign life of José Martí Pérez

Daymara Reyes Frontela¹, Orlando Domínguez Quiñones², Ada Lucía Bonilla Vichot³

1Estudiante de 5to año Carrera Licenciatura en Educación Primaria. Facultad Educación Infantil. Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saiz Montes de Oca". Cuba
2Facultad Educación Infantil. Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saiz Montes de Oca". Cuba
3Lic, Msc. en Ciencias de la Educación. Departamento Educación Primaria. Facultad Educación Infantil. Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saiz Montes de Oca". Cuba

Recibido: 24 de enero 2019
Aprobado: 02 de mayo 2019

 


RESUMEN

El conocimiento de José Martí en relación con la naturaleza ha quedado evidenciado en sus obras, en las cuales se ha puesto de manifiesto la sensibilidad por lo natural, la forma en que inspira al hombre y la necesidad de cuidarla para que sirva de utilidad a todos. Insiste en lo necesario de dotar al hombre de conocimientos sobre la naturaleza. Por eso, en múltiples de sus artículos como en los Versos Sencillos, en las cartas que escribe a María Mantilla, en la revista "La Edad de Oro" escrita para los niños de América, reafirma la importancia del conocimiento de la naturaleza. En el Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos, describe la naturaleza de los campos cubanos, los recursos naturales que ella le aporta, tanto para la alimentación, la medicina, así como para la subsistencia en campaña. Se refiere, además, a las formas de emplear los recursos de la naturaleza y las costumbres campesinas, aspecto este que lo hace con mucha elegancia. Es por ello que el presente trabajo tiene como objetivo: analizar, mediante el estudio del Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos, cómo José Martí refleja su relación con la naturaleza durante su vida en campaña.

Palabras clave: Martí; conocimientos de la naturaleza; recursos naturales.


ABSTRACT

The knowledge of José Martí in relation to Nature has been evidenced in his works, in which he has shown sensitivity to the natural, the way in which he inspires man and the need to take care of it so that it serves as a useful everyone. He insists on the necessity of endowing man with knowledge about nature, that is why in many of his articles, such as in the Simple Verses, in the letters he writes to María Mantilla, in the magazine "La Edad de Oro" written for children of America, reaffirms the importance of knowledge of nature. In the Campaign Diary of Cap Haitian to Dos Ríos, she describes the nature of the Cuban fields, the natural resources that she brings, both for food, medicine and for subsistence in the field. It also refers to the ways of using the resources of nature and peasant customs, an aspect that makes it very elegant. That is why the present work aims to: analyze through the study of the Campaign Diary of Cap Haitiano Dos Ríos how José Martí reflects his relationship with nature during his campaign life.

Keywords: Martí; knowledge of nature; natural resources.


 

INTRODUCCIÓN

Las evidencias que existen en variadas fuentes sobre el conocimiento que poseía José Martí Pérez en relación con la naturaleza son abundantes. En sus escritos, se encuentran numerosas notas científicas sobre la vida de las plantas y los animales, valiosas y profundas observaciones acerca de la naturaleza y de la relación hombre-naturaleza. En ellos, se aprecia la sensibilidad por lo natural, la forma en que inspira al hombre y de cómo hay que cuidarla para que sirva de utilidad a todos. Así lo confirma en el artículo titulado "Emerson", al aseverar: "La naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre. Y el hombre no se halla completo ni se eleva a sí mismo ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza" (Martí, 1882).

Insiste en la necesidad de dotar al hombre de conocimientos sobre la naturaleza; por eso precisa en el artículo "Educación científica", que: "A las aves, alas; a los peces, aletas; a los hombres que viven en la Naturaleza, el conocimiento de la Naturaleza: esas son sus alas" (Martí, 1883). En las cartas que escribe a la niña María Mantilla y en la revista "La Edad de Oro", escrita para los niños de América, reafirma la importancia del conocimiento de la naturaleza.

Su amor a la naturaleza se refleja en su prosa, de una manera elocuente. A Gómez, le dice en una carta: "La felicidad de los hombres y la de los pueblos está, Máximo, en el conocimiento de la naturaleza" (Martí, 1894). En carta a Manuel Mercado en enero de 1877 escribe:

(…) los que sienten la naturaleza tienen el deber de amarla; las alboradas y las puestas son el verdadero estudio de un artista; un artista en su gabinete es un águila enferma. El hombre se hace inmenso contemplando la inmensidad. Jamás vi espectáculo más bello. Coronaban montañas fastuosas el pedregoso escirro y sombrío niblo; circundaban las nubes crestas rojas y se mecían como ópalos movibles; había en el cielo esmeraldas vastísimas azules, montes turquinos, (…) sobre montes oscuros, cielos claros y sobre cuestas tapizadas de violetas (…).

De la visión filosófica, de la relación naturaleza-hombre, se desprende la idea martiana de que obrar contra la naturaleza o sin ella, es obrar contra el hombre mismo, porque él es parte de ella; y de ser dañada resulta dañado él. Conservar la armonía es tarea del hombre y de la naturaleza.

La relación hombre-naturaleza significa para José Martí el sentido de equilibrio y armonía que se advierte en las directrices fundamentales de su pensamiento. "(…) Los hombres siempre necesitarán de los productos de la naturaleza"(Martí, 1884). Esto evidencia la mirada integradora del Maestro al considerar la naturaleza ámbito circundante y como vital medio productivo de riqueza. Para Núñez (1998), José Martí es un caso de excepcional interpretación de la naturaleza.

En los escritos de Martí, se aprecian las maravillosas descripciones de la naturaleza y de los recursos naturales de los países visitados o donde reside algún tiempo. Algunos estudiosos de la obra de Martí plantean que es en los diarios que escribe en la última etapa de su vida, en los que, con frases cortas y sintéticas, describe con esmerada sensibilidad el paisaje del lugar donde se encuentra.

En el Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos, detalla la naturaleza de los campos cubanos, los recursos que le aporta, tanto para la alimentación, la medicina, así como para la subsistencia en campaña. Lo hace de forma pormenorizada y con mucha elegancia acerca de cómo se emplean los recursos de la naturaleza y las costumbres campesinas.

Los conocimientos que posee en relación con la naturaleza y la vida en el campo, en lo particular, le resultan útiles durante su vida en campaña. Comparte la vida y aprende de los campesinos de la zona diferentes usos de las plantas y así lo deja reflejado en el diario.

El estudio de la obra martiana, en sentido general, constituye un requerimiento pedagógico en los diferentes niveles educacionales por su contribución a la formación del ciudadano a que se aspira, en correspondencia con los valores patrióticos y ambientalistas de la sociedad cubana.

Es por ello que el presente trabajo tiene como objetivo: analizar mediante el estudio del Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos cómo José Martí refleja sus conocimientos y su relación con la naturaleza, durante su vida en campaña. Estos elementos resultan importantes para el estudio de las asignaturas El mundo en que vivimos y Ciencias Naturales, en la Educación Primaria, por su aporte al conocimiento de la naturaleza cubana para su cuidado y preservación como patrimonio de la nación.

El Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos

Ha concluido la primera guerra por la liberación definitiva de Cuba, del dominio español. José Martí decide preparar la segunda etapa desde el exilio y desarrolla una amplia labor entre los cubanos emigrados en diferentes países del continente americano.

El apoyo brindado a la causa revolucionaria por estos hombres posibilita la fundación del Partido Revolucionario Cubano como fuerza para organizar y dirigir la lucha. Una vez iniciada la contienda el 24 de febrero de 1895, Martí decide incorporarse definitivamente a la guerra, en la manigua cubana.

Al partir de Cabo Haitiano el día 9 de abril de 1895 con rumbo a Cuba, comienza a escribir su diario y en él describe lo que acontece hasta dos días antes de su muerte. Al caer en combate José Martí Pérez, el General Máximo Gómez conserva el diario para la posteridad. El Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos se publica por primera vez el 18 de noviembre de 1940 como parte del Diario de Campaña del Mayor General Máximo Gómez y por separado, en 1941.

Según valora Almendros (2010)" No interrumpe su diario y las notas que va escribiendo en estos días de campaña, en suelo patrio, son apuntes rápidos del paisaje, de los hombres, de peripecias de la vida en la guerra como vivos destellos íntimos del ánimo del luchador heroico. Nunca un diario de guerra fue más humano y más puro".

Al llegar a tierra cubana, el 11 de abril de 1895 escribe: "(…) Rumbo al abra. La luna asoma roja, bajo una nube. Arribamos a una playa de piedras (…)" (Martí, 1895)

Martí y la naturaleza cubana

El estudio del Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos confirma la pasión de Martí por describir con esmerada delicadeza la naturaleza de cada uno de los lugares por donde transita desde su arribo a la Isla para incorporarse a la campaña libertadora. Describe la naturaleza de las montañas de Baracoa, Guantánamo y parte de la actual provincia Santiago de Cuba. Lo observa todo, nada escapa a su espíritu. Al finalizar el recorrido, han quedado en el papel maravillosas descripciones del paisaje, de sus árboles, sus flores, los animales, los personajes. El sentimiento de amor por Cuba y la dicha de encontrarse nuevamente en ella se hacen evidentes en sus palabras.

Especial atención dedica Martí a los árboles y, en ocasiones, compara las virtudes humanas con árboles y flores, lo que se constata en una de las cartas escritas a su hermana Amelia en 1880, al expresar: ¿Tú ves un árbol? ¿Tú ves cuánto tarda en colgar la naranja dorada o la granada roja de la rama gruesa? Pues, ahondando en la vida, se ve que todo sigue el mismo proceso. El amor, como el árbol, ha de pasar de semilla, a arbolillo, a flor y a fruto. (Martí, 1880).

Al escribir su artículo "Congreso forestal" sentencia: "La cuestión vital de que hablamos es esta: la conservación de los bosques, donde existen; el mejoramiento de ellos, donde existan mal; su creación, donde no existen (Martí, 1883).

En el presente trabajo se trata de ilustrar, a partir de fragmentos del Diario escrito por José Martí su relación con la naturaleza y su amor por ella: Por la cresta subimos y a un lado y otro flotaba el aire leve veteado de manaca. A lo alto, de mata a mata colgaba, como cortinaje, tupido, una enredadera fina, de hoja menuda y lanceolada. Por las lomas, el café cimarrón. La pomarrosa bosque. En torno, la hoya y más allá los montes azulados y el penacho de nubes (…) (Martí, 1895:6).

Y más adelante se refiere a la noche y los sonidos que producen los animales y la brisa, comparándolos con una fina música:

(…) La noche bella no deja dormir. Silva el grillo; el lagartijo quiquiquea y su coro responde; aún se ve, entre la sombra, que el monte es de cupey y de paguá, la palma corta y espinuda; vuelan despacio en torno las animitas; entre los ruidos estridentes oigo la música de la selva, compuesta y suave, como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y mínima (…). Se nos olvidó la comida: comimos salchichón y chocolate y una lonja de chopo asado. La ropa se secó a la fogata (Martí, 1895).

En los días transcurridos de camino, refleja con admiración la crecida del río y la belleza exuberante del intrincado baracoense, que aún hoy, sigue como un paisaje no transformado por la mano del hombre: sus árboles maderables, comidas tradicionales y hábitos heredados hasta la actualidad.

Escribe Martí:

(…) Del descanso corto, a la vereda espesa, en la fértil tierra de Ti-arriba. El sol brilla sobre la lluvia fresca; las naranjas cuelgan de sus árboles ligeros: yerba alta cubre el suelo verde húmedo: delgados troncos blancos cortan, salteados, de la raíz al cielo azul, la selva verde: se trenza a los arbustos delicados el bejuco: a espiral de aros iguales, como de mano de hombre, caen a tierra de lo alto, meciéndose al aire, los cupeyes: de un curujey, prendido de un jobo (Figura1), bebo agua clara: chirrían, en pleno sol los grillos (Martí,1895).

Fig. 1- Curujey, prendido de un jobo

Más adelante, en su Diario, la descripción del recorrido permite comprender la rudeza del viaje:

(…) Andamos cerca de Baraguá. Del camino salimos a la sabana de Pinalito, que cae, corta, al arroyo de las Piedras y tras él, a la loma de La Risueña, de suelo rojo y pedregal, combada como un huevo y al fondo graciosas cabezas de monte, de extraños contornos: un bosquecillo, una altura que es como una silla de montar, una escalera de lomas. Damos de lleno en la sabana de Vio, concha verde, con el monte en torno y palmeras en él y en lo abierto un cayo u otro, como florones, o un espino solo que da buena leña (…) (Martí, 1895:32)

Y más adelante refiriéndose al histórico lugar, apunta Martí: "(…) se sale a la sabana y a unos mangos al fondo: es Baraguá: son los mangos, aquellos dos troncos con una sola copa, donde Martínez Campos conferenció con Maceo". (Martí, 1895:41)

Sobre las costumbres alimentarias de la zona

Describe las costumbres alimentarias campesinas con un profundo conocimiento como si formara parte de aquellas comunidades. Así lo confirma el siguiente párrafo: (…) José, cargado de dos catauros, uno de carne fresca, otro de miel. Y nos pusimos a la miel ansiosos. Rica miel, en panal. (…) La comida, puerco guisado con plátanos y malanga. De mañana, frangollo, el dulce de plátano y queso y agua de canela y anís, caliente. A la noche, carne de puerco con aceite de coco y es buena. (Martí, 1895:4)

El 16 de abril emprenden nuevamente la marcha y Martí escribe: "Cada cual, con su ofrenda, buniato, salchichón, licor de rosa, caldo de plátano (Martí, 1895).

(…) el General me dio a beber miel, para que probara que luego de tomarla se calma la sed. Se hace ron de pomarrosa.

Fig. 2- Pomarosa, se hace ron de pomarrosa

Mataron res ayer y al salir el sol, ya están los grupos de calderos (…) y trae el pañuelo lleno de tomates, culantro y orégano. Uno me da un chopo de malanga. Otro en taza caliente, guarapo y hojas. Muelen un mazo de cañas (…). Prepara el General dulce de raspa de coco con miel (Martí, 1895).

Otras referencias a la comida típica de esos lugares se citan en otros momentos del diario:

(...) El café enseguida, con su miel por dulce (…) (Martí, 1895:6)

(…) De una casa nos mandan café y luego gallina con arroz. (Martí, 1895:7)

Almorzábamos buniato y puerco asado cuando llegó Luis: ponen por tierra, en un mantel blanco, el casabe de su casa… De su tasajo de vaca y sus plátanos comimos (…) (Martí, 1895:8)

(…) A mediodía vienen los hermanos de Luis, orgullosos de la comida casera que nos traen: huevos fritos, puerco frito y una gran torta de pan y maíz. (Martí, 1895: 9)

(…) Almorzamos huevos crudos, un sorbo de miel y chocolate de "La Imperial" de Santiago de Cuba. (Martí, 1895:14)

(…) A un rincón, en un cocinazo, hierven calderos. Nos traen café, jengibre, cocimiento de hojas de guanábana. (Martí, 1895:36)

Uso medicinal de las plantas

Para la medicina tradicional, el diario es una fuente de sabiduría, en él se plasman diferentes remedios caseros del monte como el grano de café crudo y el culantro, la hoja de la yagruma, la sabina y el cedro, la hoja de tomate entre otros, al utilizar las propiedades curativas de esas plantas.

En un estudio realizado por Hernández Pérez y Hernández (2006) se plantea que, de las plantas mencionadas por Martí en su diario, 51 tienen uso medicinal.

Algunas de ellas las describe así: "(…) de cada vuelta trae algo, más café, culantro de Castilla, para que cuando tengan dolor de estómago por esos caminos, masquen un grano y tomen agua de encima, trae limón" (Martí, 1895).

En un grupo hablan de los remedios de la nube en los ojos: agua de sal, leche de ítamo, la hoja espinuda de la romerilla bien mojada, una gota de sangre, del primero que vio la nube. Luego hablan de los remedios para las úlceras: la piedra amarilla del río Jojó, molida a polvo fino (Martí, 1895).

Vi hoy la yamgua, la hoja fénica, que estanca la sangre y con su mera sombra beneficia al herido: machuque bien las hojas y métalas en la herida, que la sangre se seca (Martí, 1895).

Fig. 3- Yamagua, la hoja fenica que estanca la sangre

Que la sabina, olorosa como el cedro, da sabor y eficacia medicinal, al aguardiente. Que el té de yagruma, de las hojas grandes (…) es bueno para el asma (Martí, 1895).

Fig. 4- Yagruma, de las hojas grandes ..

A César le dan agua de hojas de guanábana, que es pectoral bueno y cocimiento grato (Martí, 1895).

Me buscan hojas de zarza o de tomate para untarlas de sebo sobre los nacidos. (Martí, 1895).

Artigas, al acostarnos pone grasa de puerco sin sal sobre una hoja de tomate y me cubre la boca del nacido (Martí, 1895).

Martí utilizaba los recursos de los campesinos junto a las tropas. El compuesto de aguardiente con miel se tomaba caliente como un trago nutritivo y tonificante para calentar el pecho y evitar varias afecciones respiratorias.

Para la subsistencia en campaña

Para hacer el campamento, el día 14 de abril, a pocos días de pisar suelo cubano, dice Martí: "(…) Lo primero fue coger yaguas, tenderlas por el suelo. Gómez, con el machete, corta y trae hojas para él y para mí. Guerra hace su rancho; cuatro horquetas: ramas en colgadizo: yaguas encima" (Martí, 1895).

El 25 de abril anota en su diario:

Abran camino y llega montado el recio Cartagena… con hachón prendido de cardona…encienden los árboles secos, que escaldan y chisporrotean y echan al cielo su fuste de llama y una pluma de humo. El río nos canta… Ya es la última agua y del otro lado el sueño. Hamacas, candelas, calderadas, el campamento ya duerme; al pie de un árbol grande iré luego a dormir… Cariñosas las estrellas, a las 3 de la madrugada… (Martí, 1895)

En otros de sus apuntes, describe la construcción de un banco para descansar en el monte:

(..) A machete abrimos claros. De tronco a tronco, tendemos las hamacas (Martí, 1895).

"Estanislao Cruzat, (…) taja dos árboles por cerca del pie, clava al frente de cada uno dos horquetas y otras de apoyo al tronco y cruces y varas a lo largo y ya está el banco" (Martí, 1895).

El 8 de mayo escribe: "A trabajar, a una altura vecina, donde levantan el nuevo campamento: ranchos de troncos, atados con bejuco, techado con palmas" (Martí, 1895)

Resulta impresionante la descripción que realiza Martí de las plantas que en su avance va observando.

(…) entramos al bosque claro, de sol dulce, de arbolado ligero, de hoja acuosa. Como por sobre alfombras van los caballos, de lo mucho del césped. Arriba, el curujeval da al cielo azul o la palma nueva o el dagame, que da la flor más fina, amada de la abeja (Figura 5) o la guácima o la jatía (…) Veo allí el ateje, de copa alta y menuda, de parásitas y curujeyes; el cajueirán, "el palo más fuerte de Cuba", el grueso júcaro, el almácigo, de piel de seda, la jagua de hoja ancha, la preñadagüira, el jigüe duro, de negro corazón para bastones y de cáscara de curtir, el jubaban, de fronda leve, cuyas hojas, capa a capa, vuelven raso el tabaco, la caoba, de corteza brusca, la quiebrahacha de tronco estriado y abierto en ramos recios, cerca de las raíces, el caimitillo y el cupey y la picapica y la yamagua, que estanca la sangre (Martí, 1895).

Fig. 5- Flor del dagame, la flor más fina, amada de la abeja…

En otras de sus anotaciones y como para reafirmar cuánto aporta la naturaleza al hombre en esos parajes y la disyuntiva de tenerlos que abandonar, escribe Martí en su Diario: ¿Qué tiene que abandonar?, ¿la casa de yaguas, que les da el campo y hacen con sus manos? ¿los puercos, que pueden criar en el monte? Comer, lo da la tierra: calzado, la yagua y la majagua: medicina, las hierbas y cortezas; dulce, la miel de abejas (Martí, 1895)

En su Diario menciona especies de plantas características de la naturaleza cubana como: algodón, almácigo, ateje, ajo, bagá, cacao, café, caimito, caimitillo, caña, cardona, caguairán, cebolla, caoba, coco, copey, buniato, dagame, ébano, espino, guanábana, güira, guayaba, guásima, guayacana, higo, higuereta, jagua, jaragua, jatía, jigüe, jobo, jocuma, jubaban, júcaro, limón, majagua de Cuba, mango, mije, najesi, naranja agria, naranja dulce, palo amargo, palma real, papa, pajuá, pino, picapica, piña, plátano, pomarrosa, quiebrahacha, roble prieto, sabina, ceiba, tuna, yagruma, yamagua, yaya, yarey, entre otras. El estudio citado anteriormente de Hernández, Pérez y Hernández (2006), señala que menciona plantas pertenecientes a 39 familias y 65 géneros.

Se refiere, además, a animales propios de la fauna cubana entre ellos jutías, puercos, grillos, lagartijos, animitas, caballos, gallinas, sinsontes, yeguas, vacas, novillas entre otros.

A modo de curiosidad.

Precisamente un dagame o dágame, como también se le denomina, fue mudo testigo de la caída en combate del Mayor General del Ejército Libertador, José Martí Pérez; al caer en una emboscada de las tropas españolas, el 19 de mayo de 1895, en un lugar cercano al encuentro de los ríos Contramaestre y Cauto, en la zona oriental del país.

Todavía es costumbre de los habitantes de la zona de Dos Ríos, brindar a los visitantes el café endulzado con miel en jícaras, confeccionadas con güiras cimarronas.

La vegetación que rodea al mausoleo erigido para recordar el lugar de la caída de José Martí Pérez es autóctona del lugar y como la describiera Martí en su diario.

Existen testimonios de que parados frente al mausoleo se escucha el ruido del agua del río Contramaestre chocando con las piedras y se confunde con el silbido del viento contra los árboles, lo que crea un ambiente de mucha solemnidad.

 

CONCLUSIONES

La preocupación de José Martí por los problemas inherentes a la naturaleza tiene una gran vigencia y originalidad. Constituye ejemplo singular de hombre de formación esencialmente humanística, que percibe a plenitud la necesidad de cuidar y preservar la naturaleza.

Los conocimientos expresados en su Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos muestran la amplia cultura del Héroe Nacional y la riqueza de su expresividad y elegancia al escribir. Demuestra su conocimiento y amor por la naturaleza, las costumbres e identidad de los habitantes del campo cubano y las riquezas naturales existentes en esa zona del oriente del país.

En sus obras, José Martí evidencia ser un amante incondicional de Cuba, sus montañas, sus ríos, sus flores y sus orígenes ancestrales. La lectura de su obra permite valorar su increíble vigencia y su correspondencia con los preceptos de la Revolución Cubana en su empeño de la preservación del medioambiente.

 

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